Este puede ser tu primer paso hacia el cambio

¿Te echo un cable?

Vamos al grano

Si has llegado hasta aquí, seguramente tengas curiosidad por saber cómo trabajo… y cuánto cuesta. Porque sí, el bienestar emocional es importante, pero las facturas también. Así que aquí tienes toda la información sobre mis servicios para que sepas exactamente qué esperar.

Atiendo presencial en l'Eliana, pero también hago terapia psicológica online.

¿Qué necesitamos para que esto funcione?

Básicamente, que podamos vernos y escucharnos sin que la conexión nos juegue malas pasadas. Para eso, viene bien:

Una plataforma de videollamada. Podemos hacerlo por Zoom o Google Meet, y si no tienes ninguno, no te preocupes: te mandaré un enlace para conectarte sin necesidad de instalar nada.

Buena conexión a internet para que la sesión fluya sin cortes ni silencios incómodos.

Que nos veamos y escuchemos bien, sin parecer un robot o una llamada desde el túnel del metro.

Un espacio tranquilo, sin interrupciones que nos saquen del tema.

Si todo esto está en orden, ya tenemos lo más importante para empezar.

Servicios y precios

Puedo acompañarte tanto si buscas resolver una duda puntual como si necesitas un proceso más largo. Las sesiones pueden ser presenciales o virtuales, y los precios son los siguientes:

💡 Terapia individual – 60 €/sesión (1 hora)
💡 Terapia de pareja – 70 €/sesión (1 hora y 30 minutos)

Sin permanencias y sin promesas de “soluciona tu vida en tres pasos”. Vamos trabajando según lo que necesites y avanzando a tu ritmo.

Preguntas frecuentes

¿Cómo es el proceso exactamente?

Lo primero será resolver cualquier duda que tengas y coordinar una fecha para la primera sesión. No te preocupes si no sabes exactamente cómo funciona la terapia o qué esperar, porque en esta primera toma de contacto podremos aclararlo todo.

Una vez reserves tu sesión, si es terapia online, recibirás un correo con las instrucciones. No necesitas descargar ningún programa, ya que puedo enviarte un enlace directo para acceder fácilmente a la videollamada.

¿Desde qué perspectiva trabajas?

Me baso en enfoques que han demostrado ser eficaces: terapia cognitivo-conductual, terapia de conducta y terapias de tercera generación. Pero no aplico un manual al pie de la letra, porque cada persona es un mundo. La terapia no es una talla única, así que primero necesito conocerte para saber qué estrategias pueden ayudarte mejor.

En la práctica, no me quedo callada todo el tiempo ni nos pasamos las sesiones excavando en el pasado en busca de traumas ocultos. Lo que realmente importa es tu presente y cómo lo que haces ahora impacta en tu futuro. El pasado se puede entender, pero no cambiar (por mucho que nos gustaría editar algunas escenas).

También creo que la terapia no debería ser un sitio donde te quedes con dudas. Resolverlas es parte del proceso, igual que crear un espacio donde te sientas lo bastante cómodo como para trabajar lo que realmente te preocupa, sin filtros ni juicios.

¿Cómo es la primera sesión?

Ya sea individual o de pareja, la primera sesión es un punto de encuentro: nos conocemos, valoramos la situación y te explico cómo vamos a trabajar juntos.

Mi objetivo es que salgas con las dudas resueltas, con una idea más clara de por dónde vamos a ir y, sobre todo, con algo fundamental: que no se pierda la esperanza. Porque sí, puede que ahora todo parezca complicado, pero eso no significa que no tenga solución.

¿Puedo confiar en ti?

Eso solo lo puedes decidir tú, pero hay tres cosas que sí puedo garantizarte:

Me aplico el cuento. Se supone que para ayudar a los demás hay que estar bien formado y con la cabeza en su sitio. Así que sí, los consejos que doy también los intento aplicar en mi vida. ¿Lo consigo siempre? No, porque soy humana y a veces también me como la cabeza sin necesidad. Pero intento ser coherente con lo que enseño y, al menos, no dar consejos que ni yo me creería.

Trabajo más allá de la sesión. No es solo la hora que pasamos juntos. También preparo cada caso antes y después, porque la terapia no va de sentarse a escuchar y soltar un «¿y tú cómo lo ves?» cada cinco minutos.

Aquí nadie está cautivo. Tu autonomía es clave. Esto no es un contrato de permanencia. Tú decides si empezar, si continuar y también si parar cuando lo necesites. Si un día sientes que la terapia no es para ti o que prefieres invertir el dinero en otras cosas, no pasa nada, lo importante es que encuentres lo que realmente te ayude.